firefingers Publicado 21 de Noviembre del 2022 Publicado 21 de Noviembre del 2022 Mientras la música estaba a todo volumen y el alcohol ya había dado el valor suficiente a las palabras necesarias para proponerle ir a uno de los hostales sórdidos que abundan por Risso y continuar con los roces y manoseadas ya dadas en el baño de la discoteca, ella aceptó, tomó sus pocas pertenencias, su cartera de cuero azul y hebillas doradas. Cruzamos la avenida Arequipa, compré una caja de preservativos y sin que se dé cuenta una pastilla del día siguiente por si el furor me nublaba la razón. Es rica la irresponsabilidad, pero agónica la incertidumbre del “no me llega aún”, por eso es mejor cuidarse, pero si ocurre un desliz, la santa pastilla brinda un poco de tranquilidad. Llegamos al hostal, un venezolano flaco y de barba rala atiende mientras ve un video de un concierto por youtube. Pago la tarifa, dejo mi DNI y me dan la llave del 404. Llevó a mi acompañante que ya muestra señales de cansancio en esos ojos dormilones. Abro la puerta y la recuesto en la cama, le quito los lentes para proceder a desnudarla. Le quito la chompa ploma de lana y el top negro que llevaba adentro. Tenía puesto un brasier negro con encaje en los bordes que contrastaban con su blanca piel. Retiro sus zapatos y sus medias, continúo con el pantalón y dejo ante mis ojos una ropa interior roja que brillaba con la luz del cuarto. Tenerla en prendas menores ante mí despertaba mi morbo y empecé besarla. Saqué sus pequeños pero perfectos pechos de pezones claros. Se erectaban mientras los lamía con lascivia desenfrenada, pues eran la primera vez que se las veía, antes solo me conformaba con sobarlos por sobre la ropa y sentir como se ponían duros cuando íbamos a tomar al parque de loma amarilla en Surco. Bajé hasta su vagina, y sin sacar su calzón comencé a lamerla y chuparla, besar y sentía ese olor a excitación que junto a sus gemidos generaban un ambiente de erotismo puro que se manifestaba en mí con una potente erección. Me desvisto y me pongo encima de ella abriéndole las piernas y haciendo a un lado su ropa interior y le introduzco mi miembro sin protección alguna y siento la gloria de su humedad y la calentura de sus entrañas abrazando mi pene. Se lo empujé hasta el fondo y ella gozó de placer pues se mordisqueaba los labios y ponía los ojos en blanco. “Qué rico!” decía una y otra vez. En cada arremetida veía esas tetitas moverse a cada lado y empecé a morderle el cuello que ella ofrecía sin resistencia alguna. “Soy tu puta, hazme tuya” decía. A ella ya la conocía porque éramos del mismo colegio, pero de diferentes salones, solo de vista la conocía y nunca le hablé. Luego de varios años y ya profesionales ambos nos encontramos en un evento y por tener un pasado escolar en común empezamos a entablar una amistad y salir por el distrito que vivíamos. Tomábamos piscanos y otras bebidas en la plaza de la municipalidad y vinos en la playa de noche para luego besarnos y tocarnos en las calles de Barranco. Cuando le proponía ir a un hotel ella no quería y me decía que no superaba aún la ruptura con un chico que la había traicionado, estaba soltera pero el recuerdo la impedía dar el siguiente paso. En la noche volvimos ir al parque loma amarilla y en la cima, en una de sus bancas, estábamos tomando 4 latas de four loko, las suficientes para besuquearnos y meterle los dedos en la vagina y sentir lo excitada que estaba, se los metía a la boca y me chupaba esos dedos empapados de su néctar. Esto fue el indicador que necesitaba y le dije para ir a un hotel, pero ella me dijo que todavía no, pero que quería ir a Risso a comer algo e ir a una discoteca. Bajamos y tomamos un taxi hacia allá. En el asiento trasero mis dedos no perdían tiempo y ante la mirada indiscreta del taxista yo continuaba sintiendo la humedad de sus partes durante el viaje. Llegamos y luego de comer una hamburguesa fuimos a una discoteca a bailar y besuquearnos. En el baño de la discoteca ella me agarraba el miembro y me decía que la bese más y que le chupe las tetas. No aguanté más y le dije para irnos a un hotel que me moría de ganas de cacharla, que debíamos aprovechar que estaba soltera y que olvide al huevón que la había traicionado con una de sus amigas. Ella aceptó y nos fuimos y en mi cabeza ya imaginaba las delicias que íbamos a hacer en algún cuarto de los tantos hoteles que hay por la zona. En pleno coito nuestras lenguas luchaban titánicamente durante los besos que nos dábamos. Le mordía el cuello y ella a mí. Cambiamos de pose a perrito y pude ver la hermosa cuerva que tenía su trasero. Esta vez me puse el preservativo y arremetí sin control alguno, cosa que ella disfrutaba y exclamaba groserías y gemidos. Sus tetitas aplaudían en cada empuje mío y me apoderé de su cabello para someterla a mi antojo y ella no me limitaba en lo absoluto. “Soy bien perra, soy bien perra” inundaba el cuarto ese grito. Me recuesto mirando el techo y ella se sienta en mi verga para menearse de una manera ondulante y coordinada a mis movimientos pélvicos y ella misma se frotaba las tetitas inundando de gemidos el 404. Realizamos un 69 y pude ver que tenía recién afeitada la vulva. Ella había venido con la intención de verse lista por si algo sucedía en esta salida. Lamía y lamía su vagina húmeda y emanaba un olor a sexo que me descontrolaba para lamer más y más mientras ella hacía lo mismo con mi glande. Aproveché en meterle el dedo al agujero de su ano y no vi ningún impedimento, pero sentía que mientras se lo metía me chupaba la verga con más ahínco. Regresamos a la pose de perro y cuando yo me detenía en mis metidas, ella empozaba a menear el culo para no perder la emoción de la penetración. Entre movida y movida me vine y ella también pues al retirar mi miembro, ella empezó a tener espasmos a la altura de la cadera y a gemir entrecortadamente. Al cabo de unos minutos me preparaba para un segundo round cuando me dice que tiene que irse, toma sus cosas para vestirse y yo hago lo mismo. Como éramos del mismo distrito pensaba ir en el mismo taxi, dejarla en su casa y luego irme a la mía. Recogo mi DNI y en la avenida Arequipa tomamos un taxi. Sentados atrás ella recibe una llamada diciendo “ya estoy yendo a la casa, estoy en taxi”. Yo solo oía mientras veía por la ventana las luces fugaces de los otros carros que pasaban raudamente en contra por la vía expresa y recordando el delicioso sexo que tuvimos y esperando que se vuelva a repetir para tener nuevamente ese cuerpo delgado y lujurioso a mi antojo. “Quieren hablar contigo” me dice y me pasa su celular, yo extrañado lo tomo y contesto “Buenas noches”, una voz semigruesa me dice “Buenas noches ¿Cómo van? ¿Por dónde están? “a lo que respondo “Ya estamos regresando, la estoy llevando a su casa en taxi para luego irme a la mía, no se preocupe que la dejo en la puerta de su casa”. La voz al otro lado del celular me dice “Gracias, eres un buen amigo para ella”. Asumí que era su padre por la preocupación mostrada de que llegue a casa su hija, pero para asegurar le respondo “No se preocupe. ¿Con quién tengo el gusto? La voz me responde “Con su enamorado”.
Thanoselrompeanos Publicado 22 de Noviembre del 2022 Publicado 22 de Noviembre del 2022 Joder, definitivamente esto es cine! 👏
orphen Publicado 24 de Noviembre del 2022 Publicado 24 de Noviembre del 2022 jajajaja, "en pleno coito", joder
cacherocr7 Publicado 27 de Noviembre del 2022 Publicado 27 de Noviembre del 2022 jajaj esta bueno el relato habra 2 parte
SteelGreen Publicado 11 de Julio del 2023 Publicado 11 de Julio del 2023 con razon las palabras de la flaca... es todo una perra!! si te permite seguir gozando... adelante nomas!
crazydave Publicado 20 de Julio del 2023 Publicado 20 de Julio del 2023 ajajajaj puta que pendejasa habia sido. simplemente la flaca era tremenda perrasa. no habia temrinado con el gil. es mas hasta vivia con el. pero mientras que tu no te enamoers y te siga dejando cacharla. a darle nomas
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