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Lucia, mi veneca- Vol 5.


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Continuando. Cómo relate los encuentros con Lucy eran complicados aún cuando literal la tenía a solo un piso de distancia. Follabamos a razón de 3 encuentros por semana. Pasaron lo meses y los caches. Y por una razón me cuesta comprender llegado el momento me fui desencantando no en lo sexual como una practica repetitiva. Yo seguía disfrutando del sexo cuando sucedía, la leche salía sonriente; sea en su boca, concha, tetas o ano. El problema es que había encuentros en los que no necesitaba de sexo. Dónde estar con ella era suficiente. Eso me hacía reflexionar y desencantarme a las malas porque sabía el camino a donde llevaba.

Hubieron muchos momentos sexuales que relatar pero serían repetitivos. En su lugar hubieron ocurrencias como cuando cansado de encuentros relativamente cortos por la madrugada, dónde debía mantenerme despierto para meter presión a que bajará, que llegara tarde y que la recompensa fuera corta o interrumpida y al día siguiente en el trabajo no diera lo que piden; el 100%, se me ocurrió implementar la llamada continua. Le timbraba al celular poco antes de que bajará, procurando ya haber hablado con su marido. Ella dejaba el celular en la mesa de noche de su cuarto y bajaba. Yo la recibía y dejaba mi celular en altavoz y de esa forma saber cuándo su bebé lloraba y se fuera con certeza y no con sospechas. gracias a eso, habían noches en el que se quedaba más de una hora, o que se quedaba dormida a mi lado, en una ocasión me quedé prendido de sus tetas, llegando incluso a secarle la leche a palabras de ella. No tenía remedio, las tetas para mi eran mi vicio, mi enfermedad. Ya eran mías, podía hacer lo quiera con ellas. Incluso prefería acabar en ellas antes que en su coño. Ver esas dos gotas gordas y venosas, recibiendo a borbotones mi semen era los más bello y ella lo sabía, me estimulaba y lo remataba con ojos arrechos puestos en mi y chupándoselas ella misma, en un encuentro de dos leches.

También como a dos meses de nuestra relación, se le ocurre a su marido llegar un fin de semana. Me saco de onda. Yo andaba en el trabajo cuando me escribió como la hora del almuerzo que iba a llegar por la tarde. Eso me enpincho, porque llevábamos como 4 días sin sexo, y no quería que la tocará antes que yo. Le dije que no fuera a vender que se metiera a mi cuarto y que el cuidara a sus hijos. Estuvo de acuerdo pero llegado el momento ni pasado media hora que estaba en mi cuarto y en pleno mamey, se le ocurrió llamar. Lucia se puso pálida no contesto por la ausencia de bulla de gente, de carros, de perros. No termino el felatio y se fue poniendo primera. No me dejó de otra que verla irse. No eran celos, solo mi orgullo reclamando dejarle leche antes que él, si la cogía después estaba en su derecho. Tenía la leche en los ojos así que salí de putas.

A los dos días siguientes volvió a escribir. No le contesté, andaba ocupado en el trabajo. Lo malinterpreto que cuando apenas llegué a mi cuarto. Abrió la puerta y entro como Pedro en su casa. Pensó que estaba celoso, amargado y demás. Yo lo más natural posible le dije “ ya quisieras” platicamos y como parecía seguir pensando que andaba resentido empezó a acariciarme la entrepierna. Cuando se echó, le vi el rabo y pensé y luego dije “ te habrá reventado el anuel” alzó la vista y asintió sin reparos. Entonces me contó una historia que según ella me tranquilizaría. Pasa que su marido al haber sido su primer hombre, también fue lo fue en el anal, y bueno como todo joven vigoroso, le daba de a pelo, hasta que un día la cabeza de su pene amaneció inflamado, con ardor, dolor y una ganas de no volver a hacerlo. Llevo tratamiento de antibióticos y estuvo días sin actividad. Me hizo algo de gracia pero no era necesario que me diera explicación de porque su marido había preferido darle anal con condón en adelante “esperas que saber que solo yo puedo darte pelado, me hará sentir bien?” se rió, le cerré la boca con mi pene y enseguida se princho a darme placer. La tire en la cama boca abajo, con una almohada bajo su pelvis y yo encima de ella. Empezó a dar gritos con las embestidas y sus movimientos. Note que exageraba, que estaba como recompensándome. Esas tonterías no me gustaban, para eso mejor voy a un prostíbulo. Me concentré y me vine rápido como si ella me estuviera relojeando. Al termino por ánimos de hablar se me ocurrió decir que cuando sería el día en que estuviéramos juntos por más tiempo. Que por eso de tiempos tan ajustados ya me estaba acostumbrado a terminar rápido. Dijo lo típico; que era difícil.

Y así fueron pasando los días, los meses, tratando de vivir al máximo los caches. En el transcurso me iba informando que su marido ya tenía pensado volver pero todo era palabras sin fecha y yo me iba haciendo a la idea que la historia llegaba a su fin. Sin duda la iba a echar de menos. Estaba trabajando en un contrato de 6 meses, que luego extendieron por 3 meses, a dos semana de culminar me dijeron que no habría otra renovación, me guarde la información, así me desaparecía y se acababa el problema. A los días ella me sale diciendo que definitivamente su marido llegaba en un mes y se me escapó decirle que por dos semanas me salve de verlo otra vez. Que ya me iba del cuarto. Pude notar que le afectó y luego fue haciéndose la tonta, tiramos después de una semana (que cómo dije el vernos ya no significaba cache seguro) y cuando ya salía de mi cuarto y yo iba a cerrar la puerta volteo y no dejo que cerrará. Me empezó a besar, empezaron siendo agresivos y luego dulces 😳. Debo decir que eso también me afectó. Yo como hombre ya empezaba a sentir algo pero uno se bloquea, y cuando yo me bloqueó logro hacerme el huevón y seguir cachando. Pero en ese momento me dio la desolada. Me quedé mudo con mucho que decir pero que no transmitía y ella solo atino a decir que siempre si, tendría un día entero para ella.

Se consiguió un trabajo en una pollería. Un día previo a iniciar, dejo a sus hijos con el cuento que buscaría trabajo con una compañera al parecer todo el día. Creo que no lo he escrito, pero dónde ella encargaba era donde una prima que fue de las primeras que llegó a Perú estaba casada con un peruano. Cuando Lucia llegó se acomodaron todos juntos, pero su marido celoso como era, desconfiaba del peruano y fueron a alquilarse cuarto fuera. Aún con el echo de que fueran primas no le permitía abusar de encargarlos por todo un día, pero puesto a qué ella llegó a tirar la toalla de seguir vendiendo café y necesitaba más ingresos e ignorando que ya había conseguido trabajo su prima acepto. Yo también tenía el tiempo libre. Faltaban dos semanas para que su marido llegara, y puesto que mi cuarto no se vencía aún decidí quedarme esas dos semanas, ya sin trabajo. Todo esto fue el día anterior a irme definitivamente. Era por decirlo la despedida definitiva.

En algún momento pensé en pasear pero lo descarte y ella también. Así que empezamos en su cuarto y luego cada uno por su lado llegaríamos a un hotel para pasar el resto del día. El día empezó a las 10 AM con ella saboreando su paleta de carne. El mamey se había vuelto su especialidad, recordé a contraste del primer mamey que me dio, tan diferentes como el día y la noche. Le sopié, estaba peladita y con los nervios a piel. Cómo sabía que sería un día largo, la puse en perro y empecé a chancar su trasero sin miramientos. Ella solo podía resoplar y apagar algún grito que le hacía venirse. Me aburrí de perro, y la eche de costado, sus piernas y culo de costado y su torso boca arriba. Una mano acariciando sus tetas y la otra sujetando su cadera, ajustaba y succionaba mi pinga sin reparos hasta que no pude más y me vacíe primero adentro y en las últimas contracciones le deje leche en su trasero. Estuvimos un rato así, conversando, reaccionando a lo que pensábamos y sentíamos cuando nos conocimos. Hasta que nos cambiamos y cada uno por su lado debíamos llegar a un Hotel. Era una habitación amplia, con ventana a la calle en un tercer piso con pantalla grande, con jacuzzi, su tubo y sillón tántrico. Yo había llevado pollo para comer, con ánimos le dije para que se vaya preparando que comería pollo a la brasa todo los días por el trabajo. Comimos viendo una pela en la tele. Cuando vi que iba dejando las papas le ofrecí mayonesa. Acepto inocentemente mientras ponía atención al televisor, me arrodille en la cama y le puse la pinga en la cara, “quieres la mayonesa, pues sácala” la agarre fría por un segundo y al siguiente empezó a trabajar, a querer dejarme sin descendencia entre sus dientes. Empezó con su ruido de tragona y le sujete la cabeza con fuerza para follarme su boquita de chama. “ponte amor” yo también me entretuve en su sexo, pasándole lengua, recibiendo sus jugos, y mi lengua hirviendo. Me entretuve en su clítoris, y la jale en 69 ahí todo fue exponencial. Lucia hacia garganta profunda y yo me mojaba con su vagina, le abría las nalgas y enterraba mi cara, mientras ella me daba sentones. Era una vorágine de placer. Sintió que me latía el pene y paró, ella quería más antes de recibir mi leche. Me acomode en el sillón y le pedí que me bailara, ella quería tirar y me petición le pareció rara, pero me dio gusto entre movimientos torpes y sin gracia, pero era lo de menos verla calatita bailando me ponía. Puso la luz azul y me arreche más. Le pedí que se pusiera en 4 en el piso y que moviera el culo, empezó a mover los dos cachetes y se movían y se golpeaban y aplaudían. Ver esas dos masas de carne chocando entre si me provocaron corrérmela entre las manos. Ella giro el cuello y dejo de hacerlo al verme ahorcando su jueguetes; “pajero” me grito, se levantó, me empujó hacia atrás, sentí la espalda cómoda sin estar echado ni totalmente sentado, se colocó enfrente y se sentó encima, agarró al muchacho y se la metió lentamente, y fui sintiendo su calor, estaba más caliente de lo normal, su concha hervía. Una vez acoplados me quedo viéndola largamente y fue dando sentones con su mirada de cachera y peñizcandose los pezones, “chúpatelos” le dije y me hizo caso, daba sentones y se chupaba los pezones. Hacia esfuerzos sobrehumanos para no venirme al concentrarme en su ajuste, le quite las tetas de la boca y yo empecé a mamarlas, chuparlas, mojarme los labios y la cara de leche materna. La pare en seco, le dije que me diera la espalda, en sumisión arqueo la cadera y empecé a penetrarla. Y así estuve concentrándome en su respiración y en sus palabras inteligibles. Luego la puse a ella en el sillón, boca abajo y con la rodillas en el piso. Le abrí las nalgas y vi el agujero, en un primer momento le apunte el dardo al tiro pero tuve que recapacitar aquello era el postre y ella me obligaría a usar condón en los sgtes caches. Se la zampe en la panocha y me tocó trabajar a mi, le rodie la cintura con mis brazos y me quedé con el rostro en la espalda y metiéndola hasta que me cansé y ella empezó a regalarme el culo. “quiero verte a los ojos cuando me venga” le susurré al oído y ella presta se incorporó. Me eche nuevamente en el sillón y ella encima “te gusto así” asentí cerrando los ojos al sentir el calorcito nuevamente. Me prendí de sus ojos, de sus gestos y pronto mi atención se las llevó las gemelas, me puse entre ellas, hundí mi rostro en el resquicio de las dos bovedas y ella entendió que debía ahogarme en su calidez. Su pecho y sus tetas estaban calientes y sentí la presión de su senos en mis cachetes. Su olor me invadió, hasta que dejé de respirar con facilidad, me estaba llenando de placer. Mi falo empezó a eyacular vida y entre sus pechos yo me encontraba sofocado. “si, lléname” “lléname” gritaba mi Lucy y yo luchaba entre el placer y respirar. Dejo de presionar su pechos y di una larga bocanada y hable como si hubiese comido rocotos “tamare que rico” pude balbucear apenas con mi pecho inhalando y exhalando agitado. Ya me había venido pero ella no se salía, seguía moviéndose en círculos y continúe sintiendo placer en sus ahorcadas. ya no había leche pero me exprimía sin piedad mi Lucy.

No quería extenderme pero tendré que hacer otra parte, ahora sí el final.

 

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En 24/2/2023 a las 19:57, Devorachuchas dijo:

Continuando. Cómo relate los encuentros con Lucy eran complicados aún cuando literal la tenía a solo un piso de distancia. Follabamos a razón de 3 encuentros por semana. Pasaron lo meses y los caches. Y por una razón me cuesta comprender llegado el momento me fui desencantando no en lo sexual como una practica repetitiva. Yo seguía disfrutando del sexo cuando sucedía, la leche salía sonriente; sea en su boca, concha, tetas o ano. El problema es que había encuentros en los que no necesitaba de sexo. Dónde estar con ella era suficiente. Eso me hacía reflexionar y desencantarme a las malas porque sabía el camino a donde llevaba.

Hubieron muchos momentos sexuales que relatar pero serían repetitivos. En su lugar hubieron ocurrencias como cuando cansado de encuentros relativamente cortos por la madrugada, dónde debía mantenerme despierto para meter presión a que bajará, que llegara tarde y que la recompensa fuera corta o interrumpida y al día siguiente en el trabajo no diera lo que piden; el 100%, se me ocurrió implementar la llamada continua. Le timbraba al celular poco antes de que bajará, procurando ya haber hablado con su marido. Ella dejaba el celular en la mesa de noche de su cuarto y bajaba. Yo la recibía y dejaba mi celular en altavoz y de esa forma saber cuándo su bebé lloraba y se fuera con certeza y no con sospechas. gracias a eso, habían noches en el que se quedaba más de una hora, o que se quedaba dormida a mi lado, en una ocasión me quedé prendido de sus tetas, llegando incluso a secarle la leche a palabras de ella. No tenía remedio, las tetas para mi eran mi vicio, mi enfermedad. Ya eran mías, podía hacer lo quiera con ellas. Incluso prefería acabar en ellas antes que en su coño. Ver esas dos gotas gordas y venosas, recibiendo a borbotones mi semen era los más bello y ella lo sabía, me estimulaba y lo remataba con ojos arrechos puestos en mi y chupándoselas ella misma, en un encuentro de dos leches.

También como a dos meses de nuestra relación, se le ocurre a su marido llegar un fin de semana. Me saco de onda. Yo andaba en el trabajo cuando me escribió como la hora del almuerzo que iba a llegar por la tarde. Eso me enpincho, porque llevábamos como 4 días sin sexo, y no quería que la tocará antes que yo. Le dije que no fuera a vender que se metiera a mi cuarto y que el cuidara a sus hijos. Estuvo de acuerdo pero llegado el momento ni pasado media hora que estaba en mi cuarto y en pleno mamey, se le ocurrió llamar. Lucia se puso pálida no contesto por la ausencia de bulla de gente, de carros, de perros. No termino el felatio y se fue poniendo primera. No me dejó de otra que verla irse. No eran celos, solo mi orgullo reclamando dejarle leche antes que él, si la cogía después estaba en su derecho. Tenía la leche en los ojos así que salí de putas.

A los dos días siguientes volvió a escribir. No le contesté, andaba ocupado en el trabajo. Lo malinterpreto que cuando apenas llegué a mi cuarto. Abrió la puerta y entro como Pedro en su casa. Pensó que estaba celoso, amargado y demás. Yo lo más natural posible le dije “ ya quisieras” platicamos y como parecía seguir pensando que andaba resentido empezó a acariciarme la entrepierna. Cuando se echó, le vi el rabo y pensé y luego dije “ te habrá reventado el anuel” alzó la vista y asintió sin reparos. Entonces me contó una historia que según ella me tranquilizaría. Pasa que su marido al haber sido su primer hombre, también fue lo fue en el anal, y bueno como todo joven vigoroso, le daba de a pelo, hasta que un día la cabeza de su pene amaneció inflamado, con ardor, dolor y una ganas de no volver a hacerlo. Llevo tratamiento de antibióticos y estuvo días sin actividad. Me hizo algo de gracia pero no era necesario que me diera explicación de porque su marido había preferido darle anal con condón en adelante “esperas que saber que solo yo puedo darte pelado, me hará sentir bien?” se rió, le cerré la boca con mi pene y enseguida se princho a darme placer. La tire en la cama boca abajo, con una almohada bajo su pelvis y yo encima de ella. Empezó a dar gritos con las embestidas y sus movimientos. Note que exageraba, que estaba como recompensándome. Esas tonterías no me gustaban, para eso mejor voy a un prostíbulo. Me concentré y me vine rápido como si ella me estuviera relojeando. Al termino por ánimos de hablar se me ocurrió decir que cuando sería el día en que estuviéramos juntos por más tiempo. Que por eso de tiempos tan ajustados ya me estaba acostumbrado a terminar rápido. Dijo lo típico; que era difícil.

Y así fueron pasando los días, los meses, tratando de vivir al máximo los caches. En el transcurso me iba informando que su marido ya tenía pensado volver pero todo era palabras sin fecha y yo me iba haciendo a la idea que la historia llegaba a su fin. Sin duda la iba a echar de menos. Estaba trabajando en un contrato de 6 meses, que luego extendieron por 3 meses, a dos semana de culminar me dijeron que no habría otra renovación, me guarde la información, así me desaparecía y se acababa el problema. A los días ella me sale diciendo que definitivamente su marido llegaba en un mes y se me escapó decirle que por dos semanas me salve de verlo otra vez. Que ya me iba del cuarto. Pude notar que le afectó y luego fue haciéndose la tonta, tiramos después de una semana (que cómo dije el vernos ya no significaba cache seguro) y cuando ya salía de mi cuarto y yo iba a cerrar la puerta volteo y no dejo que cerrará. Me empezó a besar, empezaron siendo agresivos y luego dulces 😳. Debo decir que eso también me afectó. Yo como hombre ya empezaba a sentir algo pero uno se bloquea, y cuando yo me bloqueó logro hacerme el huevón y seguir cachando. Pero en ese momento me dio la desolada. Me quedé mudo con mucho que decir pero que no transmitía y ella solo atino a decir que siempre si, tendría un día entero para ella.

Se consiguió un trabajo en una pollería. Un día previo a iniciar, dejo a sus hijos con el cuento que buscaría trabajo con una compañera al parecer todo el día. Creo que no lo he escrito, pero dónde ella encargaba era donde una prima que fue de las primeras que llegó a Perú estaba casada con un peruano. Cuando Lucia llegó se acomodaron todos juntos, pero su marido celoso como era, desconfiaba del peruano y fueron a alquilarse cuarto fuera. Aún con el echo de que fueran primas no le permitía abusar de encargarlos por todo un día, pero puesto a qué ella llegó a tirar la toalla de seguir vendiendo café y necesitaba más ingresos e ignorando que ya había conseguido trabajo su prima acepto. Yo también tenía el tiempo libre. Faltaban dos semanas para que su marido llegara, y puesto que mi cuarto no se vencía aún decidí quedarme esas dos semanas, ya sin trabajo. Todo esto fue el día anterior a irme definitivamente. Era por decirlo la despedida definitiva.

En algún momento pensé en pasear pero lo descarte y ella también. Así que empezamos en su cuarto y luego cada uno por su lado llegaríamos a un hotel para pasar el resto del día. El día empezó a las 10 AM con ella saboreando su paleta de carne. El mamey se había vuelto su especialidad, recordé a contraste del primer mamey que me dio, tan diferentes como el día y la noche. Le sopié, estaba peladita y con los nervios a piel. Cómo sabía que sería un día largo, la puse en perro y empecé a chancar su trasero sin miramientos. Ella solo podía resoplar y apagar algún grito que le hacía venirse. Me aburrí de perro, y la eche de costado, sus piernas y culo de costado y su torso boca arriba. Una mano acariciando sus tetas y la otra sujetando su cadera, ajustaba y succionaba mi pinga sin reparos hasta que no pude más y me vacíe primero adentro y en las últimas contracciones le deje leche en su trasero. Estuvimos un rato así, conversando, reaccionando a lo que pensábamos y sentíamos cuando nos conocimos. Hasta que nos cambiamos y cada uno por su lado debíamos llegar a un Hotel. Era una habitación amplia, con ventana a la calle en un tercer piso con pantalla grande, con jacuzzi, su tubo y sillón tántrico. Yo había llevado pollo para comer, con ánimos le dije para que se vaya preparando que comería pollo a la brasa todo los días por el trabajo. Comimos viendo una pela en la tele. Cuando vi que iba dejando las papas le ofrecí mayonesa. Acepto inocentemente mientras ponía atención al televisor, me arrodille en la cama y le puse la pinga en la cara, “quieres la mayonesa, pues sácala” la agarre fría por un segundo y al siguiente empezó a trabajar, a querer dejarme sin descendencia entre sus dientes. Empezó con su ruido de tragona y le sujete la cabeza con fuerza para follarme su boquita de chama. “ponte amor” yo también me entretuve en su sexo, pasándole lengua, recibiendo sus jugos, y mi lengua hirviendo. Me entretuve en su clítoris, y la jale en 69 ahí todo fue exponencial. Lucia hacia garganta profunda y yo me mojaba con su vagina, le abría las nalgas y enterraba mi cara, mientras ella me daba sentones. Era una vorágine de placer. Sintió que me latía el pene y paró, ella quería más antes de recibir mi leche. Me acomode en el sillón y le pedí que me bailara, ella quería tirar y me petición le pareció rara, pero me dio gusto entre movimientos torpes y sin gracia, pero era lo de menos verla calatita bailando me ponía. Puso la luz azul y me arreche más. Le pedí que se pusiera en 4 en el piso y que moviera el culo, empezó a mover los dos cachetes y se movían y se golpeaban y aplaudían. Ver esas dos masas de carne chocando entre si me provocaron corrérmela entre las manos. Ella giro el cuello y dejo de hacerlo al verme ahorcando su jueguetes; “pajero” me grito, se levantó, me empujó hacia atrás, sentí la espalda cómoda sin estar echado ni totalmente sentado, se colocó enfrente y se sentó encima, agarró al muchacho y se la metió lentamente, y fui sintiendo su calor, estaba más caliente de lo normal, su concha hervía. Una vez acoplados me quedo viéndola largamente y fue dando sentones con su mirada de cachera y peñizcandose los pezones, “chúpatelos” le dije y me hizo caso, daba sentones y se chupaba los pezones. Hacia esfuerzos sobrehumanos para no venirme al concentrarme en su ajuste, le quite las tetas de la boca y yo empecé a mamarlas, chuparlas, mojarme los labios y la cara de leche materna. La pare en seco, le dije que me diera la espalda, en sumisión arqueo la cadera y empecé a penetrarla. Y así estuve concentrándome en su respiración y en sus palabras inteligibles. Luego la puse a ella en el sillón, boca abajo y con la rodillas en el piso. Le abrí las nalgas y vi el agujero, en un primer momento le apunte el dardo al tiro pero tuve que recapacitar aquello era el postre y ella me obligaría a usar condón en los sgtes caches. Se la zampe en la panocha y me tocó trabajar a mi, le rodie la cintura con mis brazos y me quedé con el rostro en la espalda y metiéndola hasta que me cansé y ella empezó a regalarme el culo. “quiero verte a los ojos cuando me venga” le susurré al oído y ella presta se incorporó. Me eche nuevamente en el sillón y ella encima “te gusto así” asentí cerrando los ojos al sentir el calorcito nuevamente. Me prendí de sus ojos, de sus gestos y pronto mi atención se las llevó las gemelas, me puse entre ellas, hundí mi rostro en el resquicio de las dos bovedas y ella entendió que debía ahogarme en su calidez. Su pecho y sus tetas estaban calientes y sentí la presión de su senos en mis cachetes. Su olor me invadió, hasta que dejé de respirar con facilidad, me estaba llenando de placer. Mi falo empezó a eyacular vida y entre sus pechos yo me encontraba sofocado. “si, lléname” “lléname” gritaba mi Lucy y yo luchaba entre el placer y respirar. Dejo de presionar su pechos y di una larga bocanada y hable como si hubiese comido rocotos “tamare que rico” pude balbucear apenas con mi pecho inhalando y exhalando agitado. Ya me había venido pero ella no se salía, seguía moviéndose en círculos y continúe sintiendo placer en sus ahorcadas. ya no había leche pero me exprimía sin piedad mi Lucy.

No quería extenderme pero tendré que hacer otra parte, ahora sí el final.

 

alaaaaaaaaaaaaa mrd, buena escritura. Bien manito 10 de 10 otra vez. Esperando la parte 10

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