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Reencuentro con ex kine de Ceres


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Andaba lateando por Acho hacia Abancay, en ese tumulto de gente por las compras de útiles escolares y de reojo me parece ver a alguien conocida. Para asegurarme, doy media vuelta y está vez paso muy de cerca, casi al frente de ella, y en efecto, era una kine callejera que había conocido hace algún tiempo por el mercado de Ceres. Ella se dió cuenta que la estaba mirando y me sonríe, porque evidentemente, me recuerda. Hola, saludos, que haces por acá, que casualidad, hace tanto tiempo, y todas esas preguntas. Sí para ese entonces, antes de la pandemia ya era madurita, ahora está un poco mas tía, pero igual sigue teniendo la cara de bandida y ciertas partes del cuerpo que llaman la atencion.  Chata gruesa culona, como me gustan. Con cierto temor le digo si está sola (no fuera a ser que estuviera por ahí su marido o sus hijos), pero me dice que no, que está haciendo compras de útiles y esas cosas. Sola. Por el calor de mierda que hace ahora, está con una blusa de tiritas. No recuerdo que antes tuviera tantos senos, pero está vez se notan grandes, es más, sobresalen sus pezones. Ella se da cuenta que me quedo mirando sus senos y me dice sonriendo que hace tiempo que ya no trabaja, y me dice que la acompañe, que quiere llegar hasta Mesa Redonda. Caminamos y me agarra del brazo, como si fuéramos pareja y me dice, Qué rico cachabamos antes. Y recuerdo todas las veces que nos metimos a esos pelos en Ceres, antes, cuando las kines cobraban 35 soles. Esta chata era de las que la vivía el cache. Me daba unas chupadas de pinga que diez minutos, se lo tragaba todo, jugaba con las bolas, se daba golpecitos en los cachetes con mi pinga, y siempre te miraba a los ojos. Una vez me dió el anillo, y ha Sido la única kine con la que he tenido sexo anal, pues casi nunca me ha llamado la atención, y es que siempre quieren cobrar más, pero ella misma me lo ofreció sin costo alguno porque el cliente anterior ya se lo había dejado abierto ( y le había cobrado más por ello). En otra ocasión, cuando me vine muy rápido porque estaba muy arrecho, terminamos y me dijo que no me vaya, entonces comenzó a masajearme la pinga nuevamente hasta que estuvo casi erecta y luego me dió una tremenda mamada que la dejo completamente dura y se volvió a montar y perrito y hasta jaló un mueble que había en el pasadizo del telo para darle de perrito mira donos al espejo. De esta kine tenía muchos recuerdos, pero al poco tiempo había dejado de ir a Cerezo, y no la volví a ver más. Está vez, caminando por Mesa Redonda me dice que vive con su marido, que sus hijos ya están grandes, que el colegio, que los gastos, y dentro de mi pensaba "esta me va sangrar, sabe que me la quiero tirar, y me va querer cobrar en especies". Compramos varias cosas, pero ella pagaba todo. Entre cuadernos, papeles, colores y esas cosas. En ningún momento me insinuó que la ayudara a pagar algo, pero sí me sentí su burro de carga, pues ya tenía dos bolsas rafias una en cada mano. Y todo lo pagaba en efectivo. En su monedero que lo guardaba entre las tetas salian varios billetes de cien doblados en cuadraditos. Hasta que me dice que ya está cansada porque eran como las 3 de la tarde. Me dice para almorzar y aquí si le digo que yo pago, pero ella me dice que no, que no sea huevón, que la estoy ayudando y quería agradecer mi ayuda. Dentro de mi decía, bueno, cuanta plata ganaste conmigo cuando eras kine. Comimos algo rápido, y caminamos hasta Acho nuevamente para tomar un carro hasta Santa Anita porque no sé qué te iba que hacer por allá si ella vivía por Zarate. Tomamos el carro que estaba lleno, con las bolsas en el suelo, hasta que hubo un asiento libre y me dice sientate tu y ella se siente en mis piernas. Que rico culo, es más se ve más grande y carnoso. Bajamos en Santa Anita, yo todo huevón detrás de ella cargando las bolsas y la bandida se va a la espalda de KFC y de frente se mete a un telo. Paga, nos metemos a un cuarto, su respectiva bañada en la ducha con chupada de pinga y tiramos toda la tarde, hasta que ya comenzaba a oscurecer. Todo lo que hacia antes, lo volvió a hacer, y hasta mejor. El único momento de tensión fue al inicio, cuando estábamos ya calatos y recién nos dimos cuenta que no habían jebes. Nos miramos, y ya está amos por hacerlo así pelado cuando me dice, espera, espera, mejor baja y compra jebes. Ya cuando nos estábamos vistiendo para irnos, le digo que me dé su número, y me dice que no, que ella ya no trabaja, que lo que ha sucedido no es para hacerlo siempre, que no puede arriesgarse a que su marido encuentre llamadas extrañas, " y conociéndote, seguro me vas a estar llamando". Y cómo la iba a encontrar nuevamente. No sé, me dijo, estuvo rico, pero si otro día nos encontramos por casualidad, y estoy sola, seguramente no vamos por ahí, mientras tanto, no. Bajamos, y está vez ella pidió un taxi, subí sus cosas y me dijo que me podía jalar por ahí. Gracias, le dije, yo me quedo por acá. Ella se ríe y me dice, cuidado que te estés yendo donde las putas. Y nos reímos y hasta nunca. 

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