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De lo virtual a lo real: Mi experiencia con una kinesióloga que descubrí extrañamente.


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Esta es una especie de storytime, pero también abro la pregunta si alguna vez alguien ha conocido, después de pasar por tantas, a una kinesiologa con la que mejor han sintonizado, pero que después, por alguna razón, perdieron su rastro. No debe confundirse con la pregunta si se han enamorado o algo por el estilo. Se trata mas bien de si se han sentido realmente satisfechos por haber encontrado un lugar cómodo, un espacio chévere, pero del que no han vuelto a ver jamás.

Conocí a esta mujer en una de estas apps que consisten en videollamadas hot mediante una recarga de dinero por minutos. En esta app converge una enorme diversidad de mujeres de diferentes países, edades y de idiomas. La app les retribuye por los minutos o regalos de los usuarios masculinos que acumulan estas flacas por videollamada. Eso sí, el porcentaje mayor iba para la aplicación siempre. Una buena parte de ellas son del Sudeste asiático y por lo general, son pobres. El otro grueso poblacional de la plataforma la componen mujeres de Latinoamérica: venezolanas, colombianas, argentinas, brasileñas y por supuesto, peruanas. Yo me inclinaba a socializar más con las peruanas que eran de Lima, ya que supuse que alguna de ellas extendían su servicio más allá de lo virtual y era lo que al final terminé buscando. Sin embargo, la suerte fue dura con mi propósito, ya que  por lo general, las flacas peruanas solo ofrecían más contenido virtual, como sus packs, por un miserable yapeo que iba directo a sus cuentas, sin pasar por la mutilación porcentual de la app. Unas lo consideraban, pero se encontraban en provincia y les terminaba por desanimar la distancia. Algunas que aceptaban inicialmente, no eran agraciadas para mi gusto y además, pedían mucho por su tiempo. Otras se mantenían en sus márgenes virtuales por la desconfianza que la ciudad les daba. Ante esto, me empecé a desmotivar y consideré regresar a la triste rutina de navegar por photoestafas.

Luego mi suerte cambió cuando conocí a Marcela o Abril (?), ninguno de esos era su verdadero nombre porque tenía dos cuentas en distintos celulares que usaba al mismo tiempo en las llamadas. "Así le intento sacar la vuelta a la aplicación" me explicó alguna vez. Pensé si también había hecho eso cuando nos vimos en videollamada por primera vez. Recuerdo en esa ocasión su cuerpo bronceado y desnudo que se exhibía frontalmente en mi celular. Su rostro era de una belleza sencilla y orgánica. Sus senos firmes los cubría su pelo oscuro. Pude ver unos pequeños tatuajes que adornaban su pecho. Me dijo que tenía 30 y luego supe que se hallaba muy cerca de mi zona. Cuando le ofrecí mi propuesta de tener un encuentro, pensó que le bromeaba o que no iba en serio por parecerle muy joven. Creo que Marcela consideró mucho eso, ya que se preocupó por pensar que estaba interactuando con un menor de edad que se estaba haciendo pasar por alguien mayor. Casi se va todo al tacho. Así que le enseñé una parte de mi DNI que cubría parcialmente con mis dedos, para que pueda confirmar mi mayoría de edad. Parece que ahí encontró confianza. Al inicio, me lanzó una cifra complicada para mi bolsillo pero que luego supe negociar. Al final ella terminó por aceptar, me dio su número y por whatsapp coordinamos una fecha en un hotel y hora para nuestro encuentro. 

Debo confesar que me encontré muy nervioso cuando ese día llegó. Era una especie de fantasía tener 18 y estar con una mujer que me llevase poco más de 10 años. Además que no era cualquier mujer. Por las fotos y por lo que había visto en las videollamadas, Abril era realmente atractiva. Algo muy distinto al panorama de los anuncios por internet, ya que uno los ve y descubre que fue engañado cuando otra persona distinta al anuncio aparece. Saber que Marcela o Abril era una chica real y bastante guapa, me hacía sentir cómodo con el trato que estaba haciendo porque no sería engañado. Pero al mismo tiempo,  me sentía muy nervioso porque me intimidaba lo atractiva que era. Yo no era virgen pero tampoco tenía una vida sexual tan desarrollada. Esa noche donde aguardaba afuera de un hotel a oscuras, la imagen que hasta entonces solo había visto a través de mi celular, se materializó en una elegante y sensual figura que abrigaba su vestido negro con una casaca crema y con unos discretos lentes oscuros. Me dejó perplejo por pensar si en verdad se trataba de ella y no estaba siendo estafado.

Parece que al verme supo que era yo enseguida. Entramos al hotel y pedí un cuarto por 4 horas con mucha timidez por tratarse del primer hospedaje que hacía en mi vida hasta entonces jaja. Sentí que la señora de la recepción de ese hotel nos juzgaba a ambos secretamente. Mientras subíamos por el viejo ascensor conversamos un poco sobre nosotros para romper el hielo. Intenté no develar mis nervios, así que me incorporé en el cuarto con una falsa seguridad para pretender estar seguro de mis movimientos. Le di lo que acordamos y luego dejó las luces más tenues del cuarto encendidas para ir creando el ambiente de nuestro encuentro. No recuerdo cuanto tiempo fue que estuvimos hablando sobre nosotros. Me contó que trabajaba como oficinista. Le iba bien en ello, por lo que su pequeño trabajo en la app era más esporádico. Yo le dije que era universitario y que usaba la app por curiosear, con la suerte de crear nuevas experiencias, pero había fracasado hasta que la encontré. Se río y me confesó que aceptó porque le inspiré confianza y por tratarse también de una fantasía el meterse con alguien con una distintiva diferencia de edad. Eso me emocionó y de alguna manera, me hizo sentir más cómodo ante los nervios. Pude apreciar mejor su rostro mientras hablábamos. Noté que se había maquillado de más para mi gusto. Aun así, Marcela seguía bastante guapa.

Yo estaba inmerso en la conversación hasta que ella supo interrumpirla para recordarme a lo que habíamos venido. Nos inclinamos para besarnos. Fui recorriendo su cuerpo para desnudarle. Le quite la ropa de manera torpe pero supo ayudarme con ello. Descubrí su hermoso cuerpo cobrizo y bien formado. Me sentía como un primerizo y fue un poco raro sintonizar nuestros cuerpos al inicio. Pude tocar y besar sus firmes senos que tanto había esperado. Se dio cuenta que a mi pequeño compañero le costaba colaborar con la situación cuando quiso tomarlo.  Nos posicionamos frente al espejo colindante a la cama y se agachó para recibirlo con su boca. Le emocionaba ver nuestras figuras desnudas proyectadas en el reflejo. Mi cuerpo empezó a complementar su trato con la lengua y empezó a desearme más con sus ojos. Me llevó a la cama y aunque quiso empezar con en el clásico por detrás,  yo quería seguir apreciando su rostro, por lo que entré frontalmente adentro suyo. Los detalles empiezan a sobrar para decir que realmente fue bueno.

Después de todo, Marcela se dirigió al baño amarrándose el cabello. Yo al terminar de limpiarme le seguí para enjuagar el resto. Retomamos la charla mientras ella estaba en la ducha y yo frente al lavado. Me dijo que le gustaba mucho viajar. Había recorrido muchas partes del país y también al extranjero. Me pareció bastante amigable hasta este punto. Después ya no hubo nada más que decir. Nos vestimos y descendimos a la recepción. Al salir del hotel le agradecí y nos despedimos con un beso en la mejilla. Mientras caminaba pensaba que era una experiencia que tenía que repetir. Por whatsapp le dije que me gustó y que quería repetirlo pronto. "Qué bueno que te gustó, me avisas con tiempo y quedamos otra vez", me dijo. Incluso, llegó a rebajarme un poco más el precio que habíamos quedado porque para Marcela yo "solo era un niño"

Lamentablemente, mi suerte volvió a cambiar. Existen esos días donde las circunstancias del destino se organizan para uno en forma de una broma cósmica. Yo ingenuamente pensé que había agendado el número de Abril  correctamente. Supe que no fue así demasiado tarde. No pude recuperar los datos de mi antiguo celular robado en el nuevo que acaba de adquirir. No debe sorprenderle a nadie que el desborde de pasajeros en un metropolitano es el contexto ideal para los  más intrépidos carteristas. No estaba correctamente sintonizado el chip de ese celular con mi cuenta de android. Tuve que adquirir otro chip y recuperar manualmente mis datos perdidos, entre ellos los contactos. Era fácil recuperar el de mis conocidos. Pero qué iba a hacer con el de Marcela? No había otra forma más que volver a sumergirme en la aplicación donde surgió todo.

Desde entonces, de vez entro a la aplicación para ver si la suerte puede emparejarme otra vez con Abril o Marcela en el enorme abanico de chicas que la conforman.

  • Sad 1
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Pero facil en el hotel tuvo q registrarse hay saca sus datos y buscala en las redes

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