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Academia De Fútbol


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Bueno, yo recién llego por estos lares. No tenía idea de que existía este foro, pero ahora que lo conozco llegué para quedarme. Esto me sucedió el verano pasado. A mí siempre me ha gustado mucho el fútbol por eso decidí estudiar dirección técnica. Cuando iba a terminar esta carrera, que es corta por cierto, solo dos años, un amigo me dice que tiene un tío que va a poner su academia de fútbol. Así que me reuní con su tío y quedamos en que yo entrenaría allí a los niños. 

 

Debo decir que su academia iba a estar en un lugar donde hay muchas canchas sintéticas por lo que había mucha competencia. El primer día en la mañana (nosotros comenzábamos en la tarde) me llama diciendo que necesitaba alguien que estuviera dando datos porque había mucha gente preguntando. Como ya había terminado de preparar la clase que iba a dar le dije que salía para ayudarlo. Llegué como cuarenta minutos después y su esposa, que era poco o nada atractiva, estaba dando informe a la vez como a cinco personas, así que me puse a ayudarla. Cuando ya nos acercábamos al mediodía la gente se fue disipando y es cuando me doy cuenta que al costado, a unos metros, había otra mesa de informes, pero de una academia diferente, de una de gran nombre en el país. En la mesa, dando información, estaba una mujer ya algo mayor (para mí, porque en ese momento tenía 21), parecía de por lo menos 36 o 38, pero era bastante atractiva. Blanca, cabello pintado, ojos marrones claros, labios gruesos y nariz pequeña. Me la quedé mirando hasta que vino un papá pesado a preguntar por el precio de la mensualidad.

 

Desde ese día iba a temprano a ayudar para ver a la señora que me llamaba mucho la atención. Era bajita, delgada y debajo de la camiseta de la academia que tenía se adivinaban unos buenos pechos y un trasero aceptable, tampoco era gigante como me gustan. Una tarde me acerqué con la excusa de que no tenía lapicero y se lo pedí prestado. Ella, muy amable, me dio el lapicero y después de un rato se lo devolví agradeciendo su gentileza. Ella me sonrió y no pasó nada más. 

 

Otra tarde, ella llegó tarde, en un taxi, cargando todas las cosas de la academia, nadie parecía estar con ella, así que salté de mi asiento para ayudarla a descargar las cosas del taxi. Ella me agradeció y bajamos la mesa, sillas y la ayudé a armar un pequeño toldo para que no le de el sol. Después de eso me preguntó mi nombre, se lo dije y ella me dijo el suyo. Susana, se llamaba. Desde ese día cuando llegaba me iba a saludarla de beso y después del entrenamiento me quedaba haciendo hora hasta que ella cerraba el quiosco y paraba taxi para llevarse las cosas. Algunos días unos profesores de su academia se quedaban y yo perdía, pero otros conversábamos y la hacía reír mientras acomodábamos todo.

 

En eso estaba, como gilaso sin hacer mucho, hasta casi el final del verano. Una tarde, después de una clase con niños odiosos, salí y vi que se iba temprano. "¿Ya te vas?", le pregunté. Y ella me dijo que sí, que se iba temprano porque la gente casi ya no preguntaba por la academia y que algunos hombres solo se acercaban a sacarle plan. Y yo le dije que no podía culparlos, porque ella era muy hermosa. Ella se rió y me preguntó si en verdad creía eso, yo obviamente le dije que sí y me dijo que ella ya era mayor y no me creía. Yo seguí con mi argumento y le comenté que por qué creía que siempre la ayudaba, que eso solo lo hacía con las mujeres bonitas. Ella se rió y paró el taxi. Me pidió ayuda como siempre y yo le ayudé a subir las cosas. Cuando terminamos me iba a ir, pero me preguntó que por dónde me iba yo, que podía jalarme. Yo me la pensé y le pregunté cuál era su ruta, ella me la dijo, y yo le respondí que me quedaba perfecto (Era mentira, me dejaba más lejos de mi casa), así que me subí al carro con Susana. En el trayecto íbamos riéndonos, yo le contaba de los niños y ella de los padres piroperos hasta que llegamos a su casa. Vivía en un segundo piso, en un departamento alquilado. Ella me había contado que se separó de su esposo hacía unos años porque no podían tener hijos y ahora vivía allí sola. Después de eso me invitó a tomar una gaseosa en agradecimiento y nos sentamos a conversar.

 

Nos reíamos, cuando ella sacó unas botellas de cervezas corona, se sentó a mi lado en el mueble y brindamos por el fútbol. Yo le dije que brindaba por ella y las mujeres hermosas, ella me sonrió, dio un trago de su cerveza y se me quedó mirando. Yo le devolví el gesto y me mandé a besarla, al final si me rechazaba ya quedaba poco para que termine el verano. Para mi sorpresa y dicha, ella me devolvió el beso, incluso metió su lengua en mi boca y comenzó a moverla. De la excitación se me cayó la cerveza sobre el mueble, pero ella no le dio importancia y se acostó sobre mi, me comenzó a besar el cuello, parecía como desesperada. Creo que en esos años sin marido no había recibido nada. Así que yo tomé el control, la puse de pie y yo con ella y le quité el polo de la academia, debajo solo tenía puesto el brasier, se lo quité y noté la piel más clara y unos pechos bastante generosos. Se los comencé a comer, pasaba de uno a otro como loco, mientras con las manos tocaba su trasero, lo apretaba y ella me gemía casi en la oreja. Me saqué el polo y le abrí el pantalón de jean que usaba esa tarde y comencé a tocar su vagina. La sentí mojada y ella sentía mi emoción crecer en los pantalones. Me masturbaba sobre el short que tenía y yo comenzaba a enterrar un dedo en su vagina mojada. Ella me empujó contra el mueble, se terminó de quitar la ropa interior, se dio vuelta para mostrarme el trasero y se agachó mientras que quitaba el calzón. Yo con esa imagen ya no podía más, así que la jalé contra mí, me bajé el short como pude e hice que se sentara sobre mi miembro. Ella agradeció el gesto con un sonoro gemido y comenzó a brincar, primero despacio y luego como posesa. Guió mis manos hasta sus pechos y dejó las suyas sobre las mías mientras iniciaba un movimiento de rotación sobre mi pene. 

 

Yo trataba de concentrarme para no venirme rápido, porque desde el año nuevo que tampoco la veía. Cuando sentí que me ganaba la emoción la puse de pie y la tumbé de espaldas sobre el mueble. Entonces la penetré otra vez y me comía un pesón a la vez, mientras ella pasaba sus manos sobre mi espalda. En algún momento las dejó sobre mi trasero y empujaba mientras yo me movía de adelante hacia atrás, tratando de llegar cada vez más profundo. Ella me gritaba al oído que siguiera, que así le gustaba y yo solo emitía quejidos, mi cabeza estaba en que no podía creerme la mujer que me estaba comiendo. 

 

En un momento ella detuvo el acto, y se puso en posición de perrito, con las manos se apoyaba en los bordes del mueble, donde pones los brazos, mientras sus rodillas se hundían en los cojines. Me puse detrás de ella y comencé a metérsela. Le sobaba la espalda y la nalgueaba levemente. Ella seguía gritando y en un momento, cuando yo ya había acelerado mis movimientos, siento que ella se contrae y emite un gemido final. Voltea su rostro sin perder la posición, y me mira con la cara ligeramente enrojecida. La visión hizo todo por mi y terminé dentro de ella. No habíamos usado protección, pero fue lo menos que me preocupó en ese momento.

 

Después de eso, me sonrió, nos bañamos, donde volvimos a hacerlo. No me la chupo, y yo no se lo pedí. Luego me fui a casa, más relajado de lo que había estado en muchos días. Después de eso, cuando ningún profe de su academia se quedaba para ayudarla, yo lo hacía y nos íbamos a su casa a tirar. Ella me contó que en su matrimonio, era ella quien no podía tener hijos, así que nunca usamos protección. Yo me confiaba en Susana, porque por su personalidad sabía que no era de estar con cualquiera.

 

Después de la academia seguimos en contacto, pero poco a poco se fue enfriando todo. Ella ya tenía 39 y yo 21 y no atracaba la canción de 40 y 20. Hablamos una tarde, me dijo que yo debía estar con una chica de mi edad, y yo pensaba lo mismo. No me había enamorado, pero le tenía mucho cariño, especialmente porque era la primera mujer mayor con la que me había acostado. (Pero no la última para mi suerte). 

 

Así termina mi historia con Susana, y la fortuna de que me guste el fútbol. Creo que hice el relato un poco largo, si llegaste hasta aquí gracias por leerlo. Ténganme un poco de paciencia, me gustan los detalles. Y ya pronto escribiré mis experiencias con las damas de la noche. Voy conociendo las reglas. Saludos.

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Buen relato campeón, tengo dos preguntas, ¿antes de ti hace, cuanto tiempo no tiró la flaca? ¿Ajustó la primera vez?

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Gracias por leer mi experiencia. Bueno, ella me dijo que desde que se había separado de su esposo no había estado con nadie más. Osea, que no la veía un par de años. La verdad es que sí ajustaba, no como una chiquilla que recién inicia, pero bastante bien. 

  • 2 weeks later...
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El mejor relato y real

Gracias por compartir tu experiencia bro

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