LA MADRE DE UN ALUMNO (madura casada)

[Mercurio_97]

A mediados de diciembre dejé mi trabajo como profesor en una academia para tener tiempo y realizar un proyecto personal. Como todos los días hay que comer, publiqué mis servicios como profesor particular para nivelación escolar y preparación para examen de admisión. A finales del año (entre navidad y año nuevo), recibí un mensaje preguntándome por mi disponibilidad para dictar algunos cursos a un chico. Conversando con la mamá del chico sobre mi metodología de enseñanza y cómo iba a enfocar el contenido para cumplir con los objetivos en solo dos meses, me pidió que las sesiones sean presenciales, porque su hijo se solía distraer mucho a causa de los videojuegos en clases virtuales. Ofreció pagarme lo que pedía + pasajes. Acepté (su casa estaba a +/- 30 min caminando desde mi depa) y le sugerí que - de ser presencial - sería bueno que las horas sean separadas en dos momentos para mantener la atención de su hijo por más tiempo. Me dijo que no había problema, que sería antes y después de sus clases de natación.

Fue un poco difícil identificar su casa la primera vez (no se veía el n° de puerta). La llamé por teléfono y salió a la calle para poder verla. Era una madurita (43 años). Llevaba una falda ceñida color amarillo con azul que dejaba al descubierto la mayor parte de sus sabrosas piernas. Tenía un polo (o blusa) negra con orificios en los hombros y en el escote. Después de sus gruesas piernas, sus pechos eran lo mejor. Eran relativamente grandes, pero un poco caídos. Pese a que no tenía cintura de avispa (tenía unos pequeños rollitos), sus caderas anchas hacían que tuviera buena figura. Por lo demás, medía 1.65 aprox. y  tenía cabello negro y rizado hasta la altura de las tetas.

Nos saludamos con el codo y pasé a su sala a dictar clase. En la primera semana, yo salía al parque a distraerme mientras ellos iban a las clases de natación. En la segunda, comenzó a enviar a su hijo sólo a la piscina y se quedaba en casa (según ella, para que yo pueda preparar mi clase). Solía preguntarme por una variedad de temas de coyuntura y variedades. Un día hasta me preguntó por mi enamorada y cuánto tiempo llevábamos (creo que me stalkeó por Facebook). Yo también le hacía algunas preguntas, aunque no me respondía todas (sobre todo, las de índole más privado).

Así estuvimos por todo enero y parte de febrero. El viernes previo a San Valentín me preguntó si podía a dar clase el 14 (lunes). Le dije que no había problema siempre que no interrumpiera alguna actividad que tuviera con su esposo o en familia. Inmediatamente acabé de decir eso, se sentó a mi lado en el sofá y - sollozando - comenzó a contarme sobre su esposo y algunos problemas que tenía en su matrimonio desde la pandemia. Él trabaja en un hotel (esos de lujo), aunque gana bien (+propinas) había semanas que ni llegaba a casa. "Lo más probable es que la pase sola" me dijo y comenzó a llorar.

En ese momento, por instinto, la abracé y puse su cabeza a la altura de mi clavícula. Con una mano le daba palmaditas en su espalda y con la otra trataba de secar sus lágrimas, mientras la intentaba consolar. Cuando se calmó, levantó su vista hacia mí. Sus ojos color café y sus labios gruesos hicieron su trabajo y terminé dándole un beso con lengua y todo. Estuvimos un momento así, pero al poco tiempo retiró su rostro y me dijo que no podía porque era casada y que yo era aún muy joven  para ella (tengo 24-25 años). No le hice caso y seguí bajando por su cuello besándole cada rincón de su piel mientras ella continuaba enumerando las razones por las que no deberíamos seguir. Intenté quitarle su blusa, pero al final ella misma lo hizo. Sus senos estaban hinchados (un poco más grandes), sus aureolas y pezones eran oscuritos (color del lunar), paraditos  y llamativamente grandes (parecían como si estuviese dando pecho). Mi lengua jugaba con ellos (de vez en cuando se los succionaban). Ella lo disfrutaba. Daba unos pequeños gemidos con cada paso que mi lengua daba. Seguí bajando sin descuidar sus pechos, que los amasaba y exprimía suavemente con mis manos. Se bajó un poco su jean y su calzón (blanquito con bordes rosados). Bajé mis manos hasta su trasero (no tan duro) y la jalé hasta el borde del sofá. Terminé de bajarle los jeans y empecé con la sopa. Había algo de vegetación, pero nada que molestara. Mis manos seguían en sus pechos mientras aprovechaba de servirme mi ajinomen gallina madura.

Al cabo de un par de minutos, ya lo tenía bien parado y mi lengua se estaba cansando. Me bajé el cierre y me lo saqué. La tomé de la cintura y la cargué en peso. Ella estaba en el aire. Solo se sostenía por mis brazos en su cintura y sus manos en el respaldar del sofá le daba cierta estabilidad. Cuando estaba acomodando a mi campeón para la faena, ella lanzó un zarpazo hacia mi campeón. Por poco me vuela un pedazo. Su mano terminó pasando y dejándome un rasguño en mi brazo. Le pregunté por qué había hecho algo como eso. Podría ser peligroso. Me respondió que me ponga condón, que no sabíamos nuestro pasado y podríamos contagiarnos alguna ets. Ni ella ni yo teníamos ponchos en ese momento. Pese a que juré que estaba limpio, no atracó. Después supe que una de sus amigas estuvo en radio por papiloma o algo así.

Ese día no pasamos del sexo oral. Fuimos al baño para que me la chupara (ya que ella no quería que mi descendencia cayera en el sofá o en la alfombra - más difícil de limpiar). Se arrodilló y comenzó a sacar brillo a mi herramienta. Cuánta pasión le ponía. Ese sonido como si chupara helado me volvía loco. No sé si fue porque se cansó de chupar (no me venía) o porque quería conversar, pero se detuvo y comenzó a hacerme una rusa. Mientras lustraba a mi campeón con su par de tetas, comenzó a preguntarme por mi enamorada, su personalidad y qué planes teníamos para el sábado 12. Creo que le gustaba el morbo, porque - después - entre los polvos solía preguntarme por ella. Me preguntaba por las cosas que hacía con ella en la cama y me decía te enseño otras para que la vuelvas loca. Creo que quería que le dijera que es más mujer que mi enamorada o no sé. Para que dejara de hablar le dije que le de el visto bueno de calidad al regalo. Me preguntó ¿Qué le regalarás?. "Pues... Ya te lo estás comiendo" le respondí. Sonrió y volvió a mamarla. De pronto, escuchamos en la puerta "MAAA! ABRE LA PUERTA!". Su hijo acababa de llegar de la piscina.

Ya se estaba por parar, pero la tomé de la cabeza para que siguiera. Logró safarse y se molestó porque - si la hacía demorar - su hijo podría decirle a su papá que ella no le abría rápido cuando se quedaba con el profesor. Se puso su polo y un short que había por ahí (supongo que era de su marido). Salió y cerré la puerta del baño. La tenía bien armada y no parecía que se fuera a bajar. Aproveché de lavármelo. Estuve aprox. 10 min. o más encerrado hasta que se vuelva a dormir mi campeón. 

Ni bien se calmó el asunto, salí a dar la siguiente clase. No podía concentrarme del todo porque la tía pasaba cada rato (hasta se metió a bañar y salió solo con toalla). Al final no pude terminar con el tema, pero ya se había acabado la hora. Les dije que el lunes terminaríamos con lo que quedaba pendiente (el tema con el chico y el cache con su mamá). Ya en la noche me escribió pidiendo que dejemos todo ahí y que ya no sea el profesor de su hijo. Que no era correcto. En ese momento, me llegaba al p*ncho. Estaba más preocupado por desquitarme con mi flaca todo lo arrecho que me dejó la tía. El domingo por la noche me escribió nuevamente para que volviera a enseñar a su hijo, y que hagamos como si nada hubiese pasado. Cuando fui el lunes, la tía estaba toda fría conmigo. A la hora que su hijo se fue a natación, me acerqué. Ella estaba planchando unas camisas. La tomé de la cintura y, pues, pasó lo que debía pasar (ya tenía los ponchos).