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Mi primera chibola freelance


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En mis correrías de la búsqueda de sexo por dinero me he topado con todo tipo de féminas, hace ya un tiempo entre los avisos de encuentros casuales di con una chibola de la que guardo un grato recuerdo motivo de este relato.
Cuando la contacté la primera vez me resultó esquiva, dando evasivas y respuestas cortantes, imagino que aun empezaba en ese mundillo de marras, pues su actitud era como que no se terminaba de convencer de aquello que hacía (eso me hizo pensar que era una freelance). mencionó casi al finalizar de la charla que no quería nada con chibolos, nada de lo que yo dijera la convencería de lo contrario.
Unos días más tarde volví a escribirle y en esta ocasión mostraba más disposición para el encuentro me mando un audio con una voz delgada, aparentemente tierna; después de acordar la contraprestación a sus servicios le sugerí encontrarnos en mi pequeño cubil, le di la ubicación precisa y ella sugirió un lugar cercano, público y harto conocido por donde vivo.
Ese día (el del encuentro) casi a la hora le escribo para recordarle nuestro pacto y ella responde que ya casi esta lista para salir, calculamos el tiempo, para poder coincidir en el lugar de encuentro acordado; las cosas en mi sitio ya estaban acondicionadas para nuestra reunión carnal.
Cuando llegó al sitio en taxi vi que bajaba una chata, vestía casual, llevaba una bolsa en la mano y por el barbijo no pude verle la cara con detalle, los ojos algo achinados tenían una mirada que me dieron la impresión de alguien con pasado turbio (quedé algo disconforme, aunque no lo hice evidente; pensé me toco una veterana de cuerpo maltratado en el asunto), mientras caminábamos la miré de cuerpo entero era pequeña, por mi cabeza pasaron muchas ideas las cuales no contribuían a la expectativa que me había formado.
Ya en mi cuarto y al lado de la cama se quita el barbijo y gran sorpresa, era una chibola, quedé algo atónito al principio, le inquirí «¡Eres chibola!» ella me miro con una sonrisa. «¿estas segura que tienes 18?» ella asintió con un «SI», «¿Y tu DNI?» replique, ella dijo que no tenía que estaba en trámite porque se le extravió. «Mira, no quiero tener problemas» Agregué, ella con tranquilidad y sonriente reafirmó su respuesta, era tan natural y quito los temores que tuve en principio. Ahí viéndola con su cabello corto cuerpo de niña y piel lozana mi recobré el aliento (su contextura me hizo recordar a “hitgirl”, un deseo platónico que seguro comparto con muchos onanistas); conforme iba quitándose la ropa distinguí su vientre algo arrugado y en sus mamas unos pezones grandes y oscuros. “«¿tienes tu bebé?» pregunté, me miro algo sorprendida y contestó, «si. ¿como sabes?», yo señale hacia su abdomen y sus tetas. «¿Aun le das pecho?» dije. «No, ya va cumplir dos años». contestó. Eso terminó por tranquilizarme, la conversa siguió en torno a su bebé y como ella sola se hacía cargo.
Ya desnudos, la tome de suavemente de los cachetes y le di un beso que ella respondió con complacencia, la levante y la acomodé en la cama comencé a besarla toda, a pesar de ser mamá su piel aún era de chibola suave y tierna, de sus labios pase al cuello, de un lado al otro, luego tocaba mamar esos ricos pezones que inicialmente estaban relajados pero luego de rozarlos se pusieron duros, alternaba de derecha a izquierda y viceversa, mientras estos erguidos permitían jugar con mis labios rodeándolos, pase a su vientre, así echada era planito, besé su ombligo y sin demora llegue al monte de venus, pretendí seguir pero su mano rápidamente tapó su vulva, hurgué con mi boca como tratando de retirarla pero se resistía, levanté la cabeza y la miré, ella dijo: «No, eso no». «que tiene, también te gustará». repliqué, ella lanzo una risita al mismo tiempo que me señalaba la cara como mostrándome que no me saldría con la picardía. No insistí y continué el camino de regreso a hasta sus labios, ahí le dije «te toca».
Me tendí para que ella replicara lo que le hice, luego de unos besos aquí y allá cuando llegó al falo, se dispuso a alistar el preservativo para ponérmelo, la interrumpí y le dije «¡que!, le pondrás condón?» ella respondió: «¿no?» ahí agregué: «pero si acabo de bañarme». Ella examino el miembro y ni corta ni perezosa se lo metió en la boca. no tenía ni la técnica ni el conocimiento para hacerlo movía la cabeza de arriba abajo mientras el pene entraba y salía; aunque si cumplía con el objetivo de dar placer podía mejorar. Le di algunas instrucciones para conseguir más placer, señalando como debía tomarlo con la mano, como realizar la succión, que partes eran más sensibles al contacto con su lengua entre otras cosas «es que, recién estoy aprendiendo pues» respondió, pero muy obediente realizó el fellatio como se lo pedí. El miembro estaba erguido a su máxima expresión «es grande ¿eh? » exclamó, ahora tocaba proceder con “el ensamble”, le ayude a colocarme el preservativo; ella dubitativa mostraba renuencia a montarse, la tranquilicé sugiriendo que introdujera hasta donde pudiera, de forma que se puso encima con una rodilla a mi costado y la otra pierna con la rodilla levantada, fue difícil tratar de introducirlo, yo ayudaba quedándome quieto y esperando que ella fuera la que tomara el control, cuando hubo entrada la cabeza, sentí ese calor interno y como toda su vagina rodeaba todo el glande, ahí comenzó a moverse de forma que solo era la cabeza que entraba y salía, aunque no se sentía cómoda por la pierna al aire, le sugerí echarse sobre mí de forma que la su vagina quedara a la altura de la cabeza de mi pene, y procedí a mover desde abajo, Luego de lanzar un suspiro contenido empezó a dar los primeros gemidos, y con cada uno de ellos metía el miembro unos milímetros más hasta llegar a meter lo suficiente como para tener el ritmo placentero; ya para ese momento ella comenzó a moverse encima plena y con toda soltura. «Asi bebé ¡cachame!» le susurré. ella respondió: «no soy cachera». Aunque, su mirada de complicidad hacían parecer otra cosa y seguimos así buen rato, dándole al vaiven.
Tocaba ponerla en misionero, nuevamente el miedo que se la metiera toda apareció, «suave por favor» murmuró, yo obediente le introduje primero solo la cabeza y comencé a moverme suave y lento, mientras con la paciencia de un depredador mi pene avanzaba cada vez más adentro. luego de buen rato y sin que ella lo reparara ya estábamos bien acoplados sentía que la cabeza de mi virilidad tocaba el fondo de su intimidad, sus gemidos eran casi gritos contenidos, por ratos lo apagaba besándola a lo que ella respondía con pasión; sus manos que inicialmente estaban apartadas, ahora me abrazaban por encima de los hombros sus uñas a veces parecían clavarse en mi espalda. cuando intentaba mamarle las tetas, tenía que doblar el torso y bajar la cabeza para lograr succionar esos ricos pezones, luego volvía por el cuello y después nuevamente a la boca que esperaba su dosis cariño. me separé un poco de ella coloqué mis manos en posición de planchas, para ver como la clavaba, ya estaba totalmente gozosa, se agarró de mi manos mientras mi miembro seguía entrando y saliendo era rico ver como los labios menores se plegaban y desplegaban en cada acometida. Ahí mismo intente llevar una de sus piernas al hombro y luego la otra pero no quiso. «voy a gritar» dijo. «No importa». le dije. «¡nooo!, con eso me va doler, me vas a matar!». Le sonreí y para no apagar el momento le dije que se pusiera en perrito.
Se acomodó y con la misma tónica empezamos lento primero, cada vez más adentro, y luego a plena marcha primero le acariciaba sus nalgas, luego la sujetaba de su pequeña cintura y le daba embestidas primero suaves y luego con toda la energía que el placer suyo y mío lo requerían, de cuando en cuando unas nalgueadas que arrancaban gritos de placer. Luego de buen rato en ello el dedo medio de la mano fue a parar a su chiquitín cerrado y firme, sentía como podía prensar la yema del dedo, procedí a mojar con un poco de saliva la punta de mi dedo para ponerla en su orificio girando en pequeños círculos, eso logro que ella ajustara más, era presagio de que esta faena estaba a punto de acabar. En el último rush, traté de contener lo más que pude el clímax, cuando ya vino el orgasmo, cada embestida iba sincronizada con el líquido expelido tratando de dejar hasta la última gota. luego con el miembro aun palpitante me tendí a su lado, sudaba copiosamente y quedamos tendidos lado a lado disfrutando el momento.
Jadeante y con palabras entrecortadas, no dudé en tirarle flores no solo por su condición de chibola, sino también por su desempeño y docilidad para el acto. Ella levantando la cabeza y dirigiéndome la mirada dijo: «¿Te digo la verdad?, no perdí mi DNI, no lo recogí porque perdí el comprobante y no sé cómo ir…», yo repliqué: «Pero, ¿es azul verdad?» ella con una sonrisa reafirmo «¡Siiii!, que desconfiado eres» se me acercó y me dió un beso. Luego comentario por aquí y por allá acerca de mi “desconfianza”; después que recupere totalmente el aliento me puse de pie y le pregunté: «¿te gustó?» era una pregunta retórica pues ambos sabíamos que eso no necesitaba respuesta, ella después de responder afirmativamente dijo que no era usual que disfrutara y que encontró placer que no imaginaba e hizo comparaciones con sus ocasionales cacheros y como ella reaccionaba con ellos, yo supuse que esas palabras eran de cortesía hacia mi desempeño. Le comenté también que me había resultado es esquiva confundiéndome con un chibolo cuando la contacté por primera vez, reímos un poco con ello y le dije que gracias a su primer desplante conocí a una colombiana que era demasiado exuberante a su lado, ella siguiendo la corriente hizo preguntas de ella y yo respondía lo necesario (aunque la experiencia con esa colombiana fue buena, resulta vano compararla con la sesión que tuvimos con esta chibola). Ya casi para salir de mi antro «¿me vas a llamar?» me espetó, a lo que respondí con un «¡por supuesto!». Le pagué lo acordado y la acompañé hasta la calle, ahí la despedí con un beso en la mejilla con la firme promesa de volver a repetir el plato.
Pasó algo mas de una semana y ya era tiempo para volver a llamarla, la respuesta del whatsapp fue de extrañeza pues según ella había demorado en volver a contactarla, no di mucha importancia a ello y procedí a solicitar audiencia con ella en ese mismo día y a la brevedad, ella reacia, dijo que tenía cosas que hacer y que si podía pero mas tarde, En fin un tira y afloja para lograr que viniera de nuevo a mi cuchitril «Si estas tan arrecho porque no llamas a tu colombiana» mencionó en parte del jaleo; al final aceptó y quedamos una hora más tarde, «pero tienes que venir a recogerme en el mismo lugar» sentenció, ahí se produjo otro jaleo, pues yo le decía que si ya conocía mi casa porque no se venia directo. Luego accedí a ese requerimiento y otros más que me parecían caprichos. Prepare todo para nuestro encuentro y quede atento a su mensaje, que no tardo en llegar, el mensaje decía “ya estoy llegando, espero que ya estés en el lugar”, yo respondí que ya salía a recibirla, “no quiero esperarte” dijo en otro mensaje, yo ya había salido suponiendo que llegaría mas o menos al tiempo que ella… No fue así, pues en otro mensaje decía: “¿dónde estás? Ya estoy aquí” yo estaba cerca a una decena de metros y cuando estaba por responderle otro mensaje suyo: “¡No estas!, me voy” supuse que era broma, pero llegué al lugar y ya no estaba, busqué con la mirada y la vi alejándose. “hey, ya estoy aquí. No seas exagerada, ahí te veo con tu sombrerito rosa”. Luego un último mensaje “no me interesa”… en adelante me envió audios, estaba contrariada y llorosa, yo desconcertado tratando de calmarla. Entre las cosas que decía: «No sé porque los hombres juegan con las mujeres», «Para mi, no es fácil hacer lo que hago», «Seguro a ti no te importa porque tienes tu vida resuelta», «yo podría trabajar en lo que sea, si no fuera por mi hijo», «ustedes nunca sabrán como sufre una madre», «No me vuelvas a buscar nunca más», «no me interesa lo que digas». Como dije, quedé desconcertado, pues todo parecía andar bien como para tener otro coito de los buenos. Supuse que estaba pasando por una crisis emocional y descargo todo lo contenido conmigo (bueno yo que podía hacer, no sabría como ayudarla) Luego de un ultimo mensaje de aliento que le envié ya no respondió y ahí quedo la conversación. Haciendo un ejercicio de posibilidades diré que tal vez esa escena hubiera sido en mi casa y habría resultado peor para mí, tal vez la chica en cuestión no me tomó como la pareja ocasional que yo creí, el hecho es que no volvimos a encontrarnos, pues, aunque vi un par de veces sus avisos en esa página, luego el teléfono quedo desactivado y de ella solo quedo ese grato recuerdo.

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